martes, 2 de diciembre de 2008

Historia de la Masonería en Venezuela por Eloy Reverón


Los orígenes de la Masonería en Venezuela están ligados a las cofradías de los militares profesionales, quienes después de pelear en las guerras napoleónicas, vinieron a pelear en ambos bandos de la guerra de emancipación venezolana, tanto por la causa patriota como por la realista. Aunque Celestino Romero realiza una serie de especulaciones en su libro “Raíz Histórica de la Masonería en Venezuela”. Estas afirmaciones provienen de manipulaciones, que de las fuentes bibliográficas realizaron otros autores masones interesados en hacer lucir a la Masonería como “Madrina” de la Independencia, tal como mostré en mi tesis sobre la Masonería Venezolana en el Siglo XIX (UCV Escuela de Historia, 1992). Romero, sin ser historiador, ni siquiera de oficio o afición, afirmó que en nuestro suelo, la Masonería ya estaba presente antes de estos movimientos independentistas. Su elucubración consiste en afirmar que los reos que llegaron a La Guaira el año 1796, de la España monárquica: cuatro prisioneros acusados de rebelión en contra de La Corona; los nombres de estos revolucionarios eran: Manuel Cortes Campomares, Juan Mariano Picornel, José Manzanares y Sebastián Andrés, quienes quisieron convertir en Republica Liberal a la España Monárquica. Ninguno de los autores anteriores se preocuparon por mostrar de donde sacaron la idea de que estos señores eran masones. Simplemente parten de una premisa simple, si es revolucionario republicano, liberal tiene que ser masón. Pero resulta que personajes como el general Morillo y otros oficiales españoles también se reunían en logias, y sabemos por investigadores masones serios, como Leonel Semungal (AQC de Londres), que en la isla de Santa Lucía en El Caribe Oriental, existieron logias compuestas por masones monárquicos que tuvieron que escapar a la monárquica Trinidad, cuando los funcionarios de la Revolución Francesa, llegaron con el objeto de decapitarlos, dejando incluso el suntuoso templo masónico reducido a escombros.
Como lo he mostrado en otros trabajos, esa fantasía masónica proviene de un autor llamado Asciclo Valdivieso Montaño (autor de un valioso trabajo sobre Boves), quien extrajo de un artículo de una enciclopedia, la fuente “histórica” de su afirmación. Pero para no poner en contradicción las fuentes que utilizó, omitió la fecha de la llegada de los primeros masones a Venezuela, 1808, señalada por José de Jesús Castro, en un agregado que le hace a la traducción e impresión de la Pintoresca Historia de la Masonería y las Sociedades Secretas, publicada originalmente en París en 1848, cuyo autor, F.B.T. Clavel, hace referencias a la Masonería Venezolana, en tiempos posteriores a la llamada guerra de Independencia.
El primer documento que nos permite pensar seriamente en la presencia de una institución, lo constituye una solicitud de carta patente para regularizar una logia que funcionaba en Valencia (1823), donde algunos connotados legionarios británicos habían iniciado al Centauro, y lo habían nombrado Venerable Maestro de su logia.
El documento en cuestión se encuentra en la Academia Nacional de la Historia en Caracas. Allí hace mención a un comerciante estadounidense de apellido King, que ya había recomendado a las logias de Barcelona, Cumaná y La Guaira, solicitar sus cartas patentes. Este comerciante estadounidense estuvo en contacto fortuito con el cónsul británico Robert Kir Porter, según algunas referencias que este último hace en su diario.
En la continuación de esta nota mostraremos con mejor detalle los orígenes de estas fantasías masónicas, repetidas por tantos años que casi se convierten en verdad.

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