jueves, 24 de abril de 2008

Antonio Guzmán Blanco Eloy Reverón

Discurso pronunciado por el Historiador Eloy Reverón en la Logia Ilustre Americano de Caracas.
En el Templo Masónico de Altamira, a los 20 días del mes de febrero de 2006

Texto del Discurso (Primera Parte)
Es poco lo que se pueda agregar a la información que se maneja en torno a la vida de un personaje como el que me honra tratar ante una audiencia, que con Antonio Guzmán Blanco, guarda con muchos de los presentes, un vínculo que se fundamenta en compartir la experiencia de la Iniciación en los Augustos Misterios de la Orden de La Escuadra y El Compás.
Para llegar a un acercamiento justo[2] tomamos un camino diferente al de sus biógrafos. No vine a narrar ni sus hazañas, ni sus pecados. Ni panegíricos ni adulaciones estériles, menos aún hacer juicios históricos. El registro de la vida masónica de Guzmán Blanco es breve. Se conservan sus discursos como el pronunciado en las Pompas Fúnebres del paladín de la Masonería Venezolana, el general Santiago Mariño, Serenísimo Gran Maestro del Gran Oriente Nacional de Venezuela. También son célebres sus palabras pronunciadas durante los actos de inauguración del Templo Masónico Nacional. Dejó tras él, una logia que hizo un trabajo muy importante por su liderazgo y la capacidad de organización para dar una respuesta a la sociedad en momentos de emergencia. La Respetable Logia Esperanza N 37.
El motivo de mi reflexión se orienta a exponer algunos elementos que conformaron el ambiente institucional, político y social del tiempo histórico donde brilló la existencia del Ilustre Americano, miembro fundador de la Logia Esperanza N 37 en 1854[3]. En el cuadro logial figura como Orador Fiscal, muy a tono con su profesión de abogado, aunque después de instalada la logia, su asistencia decrece paulatinamente en tanto que su vida pública se hace cada vez más intensa; tanto en el mundo de la Diplomacia, como en el de la Guerra, la Política, o el de las finanzas.
Para entender el sentido esencial de la obra de un líder histórico como Guzmán Blanco es necesario ubicarnos más allá del bien y del mal[4], y sobre todo de gustos personales. Esta aproximación nos ha dado resultados interesantes para conocer el ambiente donde se desarrolló una personalidad semejante.
En virtud de las razones expuestas, debo aclarar que sobre la vida de los Guzmán se han escrito prestigiosas biografías que los beatifican o satanizan, según el punto de vista del autor que se asuma su juez.
Trazar las líneas iniciales para entender el momento histórico, donde el apellido Guzmán participó con su vida para conducir el destino político de Venezuela que algunos historiadores definen como Guzmanato, el siglo de la Masonería.

El tiempo de los Guzmán transcurre en una centuria caracterizada por la violencia política expresada en una cadena de guerras civiles. En la primera crisis de autoridad de La Corona Española, José Bonaparte obliga al rey Fernando Séptimo a renunciar al trono. La clase mantuana se reúne en el cabildo y se declaran independientes como consecuencia de su intento por defender los derechos del rey Fernando Séptimo. Esta clase mantuana mantuvo al margen a la mayoría de los pardos y el resto de los excluidos se revelaron en contra del gobierno patriota, alzados en armas; la caballería de lanceros llaneros comandados por el general José Tomás Boves, irrumpen en una guerra de exterminio contra los blancos criollos.
Esa explosión social fue reorientada después de la batalla de Urica, donde muere el Taita de los llaneros rebeldes, y el general Páez los logra reclutar bajo su mando, pero al servicio de la causa patriota, y luego de la oligarquía conservadora. Así el general José Antonio Páez mantiene a raya, a la violencia opositora al proyecto de sociedad implantada, cuya reformulación contribuyó a legitimar el Centauro con la fuerza de sus armas a partir de su primera presidencia en 1830.
Antonio Leocadio Guzmán regresa a Venezuela en 1823. A los seis años de instalado ha logrado casarse con una dama de la sociedad caraqueña, y ya tiene en la cuna al sucesor del general Páez.
Sin embargo debemos estar conscientes de que no se puede entender al Ilustre Americano sin conocer al padre, Antonio Leocadio Guzmán, cuyo papel protagónico en la política venezolana marcó un hito, tanto en la vida política nacional, como el la formación política de Antonio Guzmán Blanco.
El otro aspecto relevante de Guzmán es su origen familiar, donde se aprecia por la línea materna; la familia Blanco, perteneciente a la rancia aristocracia caraqueña, la misma prosapia de doña Concepción Palacios y Blanco, madre del Libertador. Su padre por el contrario, fue enviado a estudiar a España después que su abuelo, un sargento realista de quien no hay muy gratos recuerdos por parte de los patriotas de la plaza de Puerto Cabello, se había ido a Cuba tras la derrota de los realistas.
¿Qué le pasó al padre de Antonio Guzmán Blanco, Antonio Leocadio Guzmán?
Regresa de España educado para participar en la vida política nacional fundando el periódico más polémico de su tiempo, vocero del partido Liberal, grupo político al que perteneció, y miembro de una Masonería de cuya trayectoria se sabe poco, porque la violencia política quemó la mayor parte de sus archivos.
Antonio Leocadio Guzmán se educó en España mientras los venezolanos de su edad sobrevivían a los azotes de la guerra. Busca relaciones políticas mediante la Masonería, posición social mediante el matrimonio, y un espacio en la vida pública en el ejercicio del periodismo como redactor y dueño del más influyente medio de comunicación social de su tiempo.
Regresó en un momento de transición, una tregua abierta después de la primera etapa de las guerras civiles, conocida como la Guerra de Emancipación. Para comprender al Ilustre Americano, es necesario entender el mundo político donde se desenvolvió su padre, fundador del periódico El Venezolano (1840 1845) y el Partido Liberal. En alguna oportunidad tuvo que suspender sus estudios por los altos y bajos de la vida de su padre, que se vio perseguido, condenado a muerte, indultado, exilado y restituido en sus funciones públicas de alto nivel, en lapsos relativamente cortos. Su casa llena de políticos e intelectuales. Este primogénito sabrá cumplir por su padre, el sueño de llegar a ser presidente de Venezuela.
En los días que Guzmán vino al mundo, el Proyecto Bolivariano está en crisis, es 1829 cuando el Consejo de Gobierno de Colombia le proponía al Libertador un proyecto de monarquía con su respectivo cargo de Emperador. Guzmán nació poco después del atentado contra la vida del Libertador en Bogotá, y cuando la estrella del General José Antonio Páez comenzaba su ascenso como el hombre fuerte que impondría su liderazgo en Venezuela hasta la llegada del general Antonio Guzmán Blanco al poder.
Entre Páez y Guzmán median dos generaciones de masones y una guerra de emancipación con sus respectivas ramificaciones bélicas hasta la última, la más larga y agotadora de las guerras civiles de la Venezuela independiente del siglo XIX y de cuyos escombros surgiera como el Ave Fénix, el liderazgo político de Antonio Guzmán Blanco. Se fueron los militares españoles pero quedaron los españoles mentales, la ideología colonialista de los inversionistas. Guzmán supo asociarse con el capital extranjero para financiar un sistema autocrático de gobierno vinculado a la modernización de las instituciones. Un espacio de paréntesis en la Guerra que los textos escolares dividen en Septemio, Quinquenio y Bienio. Pero más allá de la típica visión del pasado que pretende dividir la realidad histórica en períodos presidenciales, están los influjos de un hombre que supo como sacarle provecho a un país en ruinas.
Antonio Guzmán Blanco llegó para ocupar el cargo del Centauro como el hombre fuerte que liderará a Venezuela después de finalizada la Guerra Federal. Asumirá el rol de líder de los líderes hasta finalizar el siglo XIX. Con su muerte en París, a finales de julio de 1899 quedará vacante el oficio del hombre fuerte hasta el ascenso del general Gómez.

Notas
[1] Discurso de Eloy Reverón para el centésimo septuagésimo séptimo aniversario de su nacimiento en la Logia Ilustre Americano.
[2] Serio y desapasionado
[3] Fue instalada el 27 de diciembre de 1853
[4] Una aclaratoria con respecto al personaje, por demás inspirador de las más diversas polémicas, para quienes no ven la historia más allá del mero episodio de sus protagonistas, y la asumen como un asunto tan personal como pueda ser la simpatía por los Leones del Caracas, o los Navegantes del Magallanes. Quiero dejar claro que existen argumentos tan fundamentados y válidos para alabar su obra, como para destruirla.

Continuará en la próxima actualización de la página

1 comentario:

Historiador Eloy Reverón dijo...

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